Feminismo Mujer

Miradas. ¿Sabes medir tu autonomía corporal?

Domingo 13 de marzo de 2022

¿Tu cuerpo es tuyo? ¿Sientes que tienes la libertad, el conocimiento y el poder de decidir sobre tu salud sexual y reproductiva?

Responder ¡Sí! No es una opción para casi la mitad de las mujeres que viven en países empobrecidos (el subdesarrollo y la pobreza sabemos que no es un devenir natural para las naciones del sur).

“A casi la mitad de las mujeres en 57 países en desarrollo se les niega el derecho a decidir si desean tener relaciones sexuales con sus parejas, usar anticoncepción o buscar atención de la salud”, concluye el informe Mi cuerpo me pertenece. Reclamar el derecho a la autonomía y la autodeterminación.

Desde 1978 UNFPA publica el Estado de la Población Mundial, un documento anual que es emblemático en el debate sobre los derechos y la salud sexual y reproductiva a nivel global.

Por primera vez se habla de autonomía corporal en un informe de Naciones Unidas y eso es importante. Pero ¿qué es la autonomía corporal?

Es el poder y la capacidad para tomar decisiones sobre nuestros cuerpos, sin temor a la violencia o a que alguien más decida por nosotros.

Han sido los movimientos feministas y de mujeres quienes han impulsado este concepto que en la investigación se presenta a partir de tres dimensiones fundamentales: atención de salud, anticoncepción y sexualidad.

El texto documenta prácticas y acciones crueles que vulneran la autonomía corporal de las mujeres; la lista es larga y afecta a millones de niñas, adolescentes y mujeres en su diversidad, pero también a la comunidad LGBTIQ:

El matrimonio infantil y las uniones tempranas, la negación de la educación sexual integral; mutilación genital femenina; exámenes anales forzados para “probar” la conducta homosexual; el matrimonio forzado; la esterilización forzada o uso forzado de métodos anticonceptivos; la violación homofóbica o transfóbica; los asesinatos “por honor”; la violencia sexual dentro de las relaciones de pareja; leyes que obligan a casarse con el violador; la coacción reproductiva para controlar la salud reproductiva de una persona y las pruebas de virginidad.

A pesar de pervivir esta realidad en leyes, prácticas e imaginarios sociales, las mujeres y colectivos en diferentes partes del mundo luchan y construyen el cambio.

Programas sociales, políticas públicas y proyectos comunitarios apuestan por acceso y calidad en los servicios de salud sexual y reproductiva, pero también por información y la educación integral de la sexualidad.

La educación integral de la sexualidad es la “información precisa y apropiada para la edad sobre el propio cuerpo, la salud sexual y reproductiva y los derechos humanos”

La educación sexual integral suele estar rodeada por prejuicios y se le achaca una mayor “precocidad” en la actividad sexual; los estudios demuestran lo contrario: La educación sexual integral contribuye a prevenir embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual, en particular el VIH y algunos estudios muestran que puede retrasar la iniciación sexual de los adolescentes (UNESCO, 2016).

Más conocimiento, más autonomía corporal, mayor disfrute de los derechos sexuales y reproductivos, se traduce en mayor autonomía y derechos en otros órdenes de la vida como la autonomía económica, la participación social, etc.

Son necesarias las leyes, las acciones gubernamentales y el trabajo comunitario; pero es necesario también el compromiso de los hombres, pues dentro de una sociedad patriarcal que atenta contra la autonomía corporal de las mujeres ellos son un actor fundamental.

Entonces, ¿qué puedes hacer tú, muchacho?

“Los hombres deben actuar como aliados en esta misión. Deben ser muchos más los que se comprometan a apartarse de los patrones de privilegio y dominancia que socavan profundamente la autonomía corporal y adopten formas de vida más justas y armoniosas que nos beneficien a todos. Todos nosotros debemos pasar a la acción para luchar contra la discriminación siempre que nos topemos con ella. La complacencia equivale a la complicidad”, dice la Dra. Natalia Kanem, directora ejecutiva del UNFPA.

¡Y desde la revista Muchacha la apoyamos! ¿Qué opinas?

Fuente: Revista Muchacha 

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