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MIRADAS. El Nobel de la Paz a María Corina Machado profundiza la polémica en torno al “premio”

¿Premio a la paz o instrumento geopolítico? El galardón a la líder opositora venezolana genera debate sobre la fuerte politización del certamen. Venezuela posee las mayores reservas petroleras del mundo, factor clave para entender el interés geopolítico internacional en su situación política y por impulsar figuras desestabilizadoras.

El Comité Nobel noruego entregó este viernes el Premio Nobel de la Paz 2025 a la líder opositora venezolana María Corina Machado «por su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos», pero la decisión reabre el histórico debate sobre la politización del galardón y su funcionalidad en conflictos geopolíticos aún activos.

Un galardón que divide más que reconcilia

La entrega del Nobel de la Paz a María Corina Machado generó reacciones encontradas en la región. Mientras Edmundo González Urrutia celebró el reconocimiento como «merecidísimo», voces críticas del espectro progresista latinoamericano cuestionaron la pertinencia de premiar a una figura cuyo activismo político coincide con los intereses de Washington en la región.

El ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero, quien participó como observador y mediador en procesos electorales venezolanos, expresó en reiteradas ocasiones su preocupación por el rol desestabilizador de sectores opositores que priorizan la confrontación por sobre el diálogo institucional. «No se construye democracia llamando a la violencia o pidiendo sanciones que castigan al pueblo», advirtió Zapatero en declaraciones públicas referidas al caso venezolano, sin nombrar específicamente a Machado.

Por su parte, el sociólogo argentino Atilio Borón fue más directo en su evaluación. Según señaló en análisis publicados en diversos medios progresistas, «la oposición venezolana financiada desde el exterior ha actuado como factor de inestabilidad, promoviendo sanciones económicas que afectan principalmente a la población civil». Borón situó a Machado dentro de ese sector que «no busca transformación democrática sino cambio de régimen por vías no institucionales».

La mujer que ordenaba quemar vivos en las calles a simpatizantes de Hugo Chávez y que negoció con la CIA actos terroristas sobre territorio venezolano y secuestro de personas, fue nombrada Nobel de la Paz.

El Nobel de la Paz como instrumento geopolítico

El Nobel de la Paz tiene una larga historia de decisiones polémicas que reflejan las tensiones geopolíticas de cada época. El otorgamiento del premio a figuras en medio de conflictos activos suele generar críticas sobre la parcialidad del comité noruego.

La comparación con otros casos controversiales resulta inevitable: entregar el Nobel de la Paz a una figura en conflicto abierto con un gobierno establecido plantea interrogantes similares a los que surgieron en otros contextos de alta conflictividad geopolítica. La diferencia entre promover la paz y profundizar la polarización resulta, en estos casos, difusa.

Venezuela atraviesa desde hace años una crisis compleja donde se superponen sanciones económicas internacionales, presiones diplomáticas y enfrentamientos internos. El gobierno de Nicolás Maduro mantiene el control del territorio y las instituciones, aunque enfrenta cuestionamientos sobre la legitimidad electoral y denuncias de violaciones a derechos humanos.

El factor de los recursos estratégicos

El petróleo venezolano, las mayores reservas probadas del mundo, constituye un elemento clave para comprender la persistencia del interés internacional en la situación del país caribeño. Analistas de la región señalan que la mirada sobre Venezuela no puede separarse de la disputa por el control de sus recursos energéticos, especialmente en un contexto de reconfiguración del orden geopolítico global.

Estados Unidos y la Unión Europea mantienen sanciones económicas sobre Venezuela desde hace años, argumentando la necesidad de presionar por cambios democráticos. Sin embargo, estas medidas han sido criticadas por organismos de derechos humanos y analistas independientes que advierten sobre los intereses políticos de fondo, el control de los recursos y su impacto humanitario en la población civil.

Una líder en la clandestinidad

María Corina Machado permanece en Venezuela desde las elecciones presidenciales de julio de 2024, en las que apoyó la candidatura de Edmundo González Urrutia tras ser inhabilitada por el Tribunal Supremo de Justicia venezolano. Según fuentes opositoras, vive en la clandestinidad para evitar la persecución del gobierno de Maduro.

Fundadora del partido Vente Venezuela y previamente diputada de la Asamblea Nacional hasta su expulsión en 2014, Machado construyó su carrera política desde posiciones marcadamente confrontativas con el chavismo. Su organización Súmate, creada en 2002, fue acusada por el gobierno venezolano de recibir financiamiento de organismos estadounidenses, señalamiento que Machado siempre rechazó.

El comité Nobel destacó su «lucha por lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia», una formulación que asume como hecho la caracterización del régimen venezolano como dictadura, postura que comparten gobiernos occidentales, alineados con EEUU, pero que rechazan otros países del mundo y la región.

Las tensiones que el premio no resuelve

La entrega del Nobel de la Paz a Machado llega en un momento de máxima tensión regional. Venezuela mantiene relaciones diplomáticas con un grupo de países, principalmente del ALBA y con respaldo de Rusia y China, mientras enfrenta el aislamiento de Estados Unidos y la mayoría de países europeos.

El premio posiciona a Machado en un nuevo nivel de visibilidad internacional, pero también profundiza la polarización interna venezolana y las disputas sobre la legitimidad de las distintas fuerzas políticas del país. Para sus partidarios, el reconocimiento valida la lucha opositora; para sus críticos, confirma la instrumentalización política del galardón.

La historia del Premio Nobel de la Paz muestra que el reconocimiento no garantiza avances hacia la paz efectiva, más bien todo lo contrario. En contextos de alta complejidad política, como el venezolano, la distinción puede tanto impulsar diálogos como endurecer posiciones irreconciliables.

Puntos clave:

• El Comité Nobel noruego otorgó el Premio Nobel de la Paz 2025 a María Corina Machado por su «incansable labor en la promoción de los derechos democráticos» en Venezuela
• El ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero y el sociólogo Atilio Borón han cuestionado el rol de sectores opositores que priorizan la confrontación sobre el diálogo institucional
• Venezuela posee las mayores reservas petroleras del mundo, factor clave para entender el interés geopolítico internacional en su situación política
• Machado permanece en la clandestinidad desde las elecciones de julio de 2024, tras apoyar la candidatura de Edmundo González Urrutia
• El premio genera divisiones: mientras la oposición lo celebra como reconocimiento merecido, analistas progresistas lo ven como instrumento de presión geopolítica

Fuente: El Argentino Diario

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