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MIRADAS. Cumbres en América del Sur: un nuevo orden en disputa

América del Sur es, en estas semanas de noviembre, una radiografía al desnudo de las disputas, intereses y contradicciones que atraviesa el actual orden internacional.

Por Telma Luzzani

Telma Luzzani

En Lima, el presidente saliente (y derrotado) de Estados UnidosJoseph Biden, se reunió ayer sábado con su par chino, Xi Jinping, en el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico. Xi y la inauguración del megapuerto de Chancay (controlado en un 60% por la empresa estatal china Cosco Shipping y un 40% por una sociedad controlada por Transition Metals que compró parte de la minera peruana Volcan) fueron sin duda las estrellas del evento y opacaron por completo al líder norteamericano.

El megapuerto está diseñado para ser un centro logístico de avanzada en el Pacífico sudamericano (es el primer puerto inteligente de la región) y uno de las principales escalas del gran proyecto chino conocido como “la Ruta de la Seda” (Iniciativa de la Franja y la Ruta). 

Según las previsiones, la Terminal Portuaria Multipropósito de Chancay (nombre oficial) será un boom para el intercambio comercial entre nuestros países y Asia: se ahorrarán 23 días de viaje marítimo y un 20% del costo logístico. Brasil tendrá su salida al Pacífico y Bolivia su salida al mar. La obra terminada tendrá 15 muelles, grúas especializadas de 90 metros de altura y vehículos autónomos, entre otros avances tecnológicos. Se espera que produzca 4.500 millones de dólares más de ganancias y genere 8.000 empleos directos en Perú.

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Como ya lo ha expresado de todas las maneras posibles la generala Laura Richardson, ex jefa del Comando Sur, la presencia de China en el continente es la peor pesadilla del imperio. El puerto de Chancay construido en el mismísimo “patio trasero” es, por lo tanto, una prueba irrefutable de la creciente debilidad de Washington (que no puede frenar a su rival) y de la progresiva fortaleza de

La solución que ha encontrado la Casa Blanca, por ahora, es la de siempre: la militarización. Entre varias medidas (como la asistencia de 65 millones de dólares para Perú, que incluyen nueve helicópteros Black Hawk en los próximos cinco años, para la supuesta lucha contra el narco), el Departamento de Estado informó que “está tomando medidas para reforzar la seguridad en el Puerto de Chancay a través de asistencia técnica y provisión de tres escáneres de inspección de vehículos y cargamentos por un total de más de 8,5 millones de dólares (…) para asegurar que la carga que se desplaza a través del puerto no sea una amenaza para la seguridad del Perú”.

La inauguración del puerto de Chancay se realizó en el marco del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, siglas en inglés). Hubo 21 líderes presentes. La ausencia más relevante fue la del presidente ruso Vladimir Putin, sobre quien pesa una orden de captura internacional decidida por la Corte Penal Internacional.

Otro ejercicio interesante que refleja los tiempos que corren es comparar la reunión de APEC con la Cumbre Iberoamericana, realizada también esta semana, en forma paralela, en Ecuador. Esta comparación exhibe un drástico cambio en el intercambio comercial a nivel mundial y demuestra, claramente, que el ciclo occidental con eje en el Atlántico -abierto hace cinco siglos atrás-, ha caducado y otro, con epicentro en Asia y el Océano Pacífico, lo sucede.

APEC, una de las zonas comerciales más dinámicas del globo (60% del PBI mundial), concentró la expectativa mundial. En contraste, la Cumbre Iberoamericana está tan devaluada que la misma prensa hegemónica que hace apenas una década la promocionaba como “estímulo para la política regional”, hoy se burla de ella subrayando en sus titulares que “marcó el record de líderes ausentes”. De los 22 mandatarios invitados, además del presidente anfitrión, Daniel Noboa, y el rey español Felipe VI (su promotor), apenas concurrieron cuatro presidentes. Esta cumbre fue inventada por España al finalizar la Guerra Fría (1991), en plena expansión del neoliberalismo, para facilitar el desembarco de sus empresas (bancos, petroleras, aeronáutica, etc) en sus ex colonias americanas.

Fuente: El Destape Web

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