Un nuevo natalicio de John William Cook, uno de los intelectuales más prominentes del peronismo revolucionario y hombre cercano a Juan Domingo Perón y a Eva Duarte, nos interpela hoy sobre el rol del Movimiento histórico que fue y es el Justicialismo y su rol en la estructuración de la realidad argentina.
Por Marcelo Koenig*
Un 14 de noviembre de 1919 nacía John Willam Cooke, un nombre singular para un nacionalista revolucionario argento, un nombre inolvidable inscripto en nuestra historia por su compromiso y lucidez enorme. Es que allá lejos y hace tiempo esta tierra se pobló de gigantes, aunque no midieran mucho mas de un metro y medio.
Se formó revisando nuestra historia, ahí estaban los mensajes cifrados de un pueblo que nunca estuvo acostumbrado a vivir de rodillas.
Se hizo militante para alcanzar los sueños colectivos. Fue uno mas de los que se bañaron en las aguas de las fuentes, en las embriagantes voces de un pueblo movilizado y peleando porque no le arrebaten su destino, defendiendo a su conductor.
Cooke fue un pura sangre, nunca un caballo de calesita. No fue ni dócil ni alcahuete, aunque había muchos en el movimiento. Siempre fue leal y siempre se puso la Patria al hombro.
John, el Bebe, acaso el mejor de los nuestros, impulsó una nueva Constitución que se plasmó en 1949, pero por no ser obediente no fue constituyente ni renovó su banca como diputado. Sin embargo, cuando las papas quemaron siempre estuvieron ellos, los militantes de fierro, para poner el pecho y entregar el alma.
Cooke, el Bebe, el delegado, el heredero, el conductor de los tiempos mas duros de la resistencia peronista. Siempre con actitud digna y desafiante, aun cuando un pelotón de fusilamiento lo amenazaba. Supo escapar de cárceles de dictaduras infames.

Con su mirada amplia comprendió la dimensión latinoamericana de nuestro nacionalismo. Por eso combatió junto a su compañera Alicia Eguren en Cuba, cuando los gringos le plantaron a Fidel una contrarevolución en las sierras del Escambray.
La lucha por la liberación nacional y social (así sin escisiones posibles) fue su bandera. Y aunque la izquierda dogmática pretenda clasificarlo como el eslabón perdido entre el homínido peronista y el ser humano socialista, Cooke jamás dejó de reivindicarse peronista y revolucionario. Su esencia fue ser parte de un movimiento que es la única oportunidad de días felices que tienen las mayorías populares..
John, el Bebe, el gordo, erradicó de su diccionario (desechando el que escriben las oligarquías) la palabra imposible.
Se lo llevó el cáncer (¡enfermedad de mierda vivada por el odio gorila!) demasiado temprano, en una cama de un hospital público con apenas 48 años.
Hoy Cooke cumplirla años y nos seguimos queriendo mirar en su espejo y nos sigue diciendo cosas al oído:
«La teoría política no es una ciencia enigmática cuya jerarquía cabalística manejan unos pocos iniciados, sino un instrumento de las masas para desatar la tremenda potencia contenida en ellas. No les llega como un conjunto de mandamientos dictados desde las alturas, sino por un proceso de su propia conciencia hacia la comprensión del mundo que han de transformar»…
* Abogado, Docente Universitario, Secretario General de la Corriente Descamisados.


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