MIRADAS. 1945 americano: el nacimiento del soldado cobarde hacia el fin del enfrentamiento físico en el terreno de la guerra posmoderna.

Una mirada académica sobre la evolución doctrinal de la guerra y cómo se aplica en el caso de Haití, una nación desprotegida y sometida por los poderes internacionales.

Por el Dr. Elinet Daniel Casimir, PhD. desde Haití

Me atrevo, desde la perspectiva del pensamiento crítico caribeño y como analista político y geopolitólogo, a llevar mis lectores y seguidores hacia un terreno poco explorado por mis colegas científicos: el nacimiento del soldado americano cobarde de la guerra posmoderna.

Aquí trato de deslindar una faceta importante de la guerra actual propulsada por los imperialismos en su sed etnocriminal desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Dicha sed imperialista de Occidente está basada en la etnocriminalidad, la cybercriminalidad y la tecnología avanzada. En esta perspectiva, sostengo, con razón, que el fenómeno militar yankee parece el prototipo de soldado cobarde, nacido en las entrañas del miedo militar.

Las víctimas de los bombardeos nucleares en Japón por parte de EE.UU en 1945 fueron los primeros en padecer los resultados tecnológicos de la nueva guerra posmoderna.

Sin pretender dictar reglas en la materia o ignorar los trabajos anteriores de los especialistas, me parece evidente poner luz a algunas preocupaciones fundamentales respecto a la noción de fuerza, caracterizada en la lógica occidental por la capacidad geopolítica de disuadir al enemigo, al adversario o al débil. ¿Cómo se explica el miedo militar de un soldado educado y preparado como tal? ¿Por qué los Estados Unidos utilizaron bombas atómicas para destruir las dos ciudades japonesas distantes? ¿Cuál es la razón por la que desde la guerra de Vietnam, los Estados Unidos evitan toda confrontación militar sobre el terreno? ¿Ni siquiera pensaron aportar algunas correcciones en Medio Oriente? ¿Por qué invadir a los Estados débiles sin guerra militar? ¿Cuáles son las razones que permiten a los militares de Estados Unidos pisar el suelo haitiano sin una llamada, siendo un país sin Fuerzas Armadas?

En 1945 se impuso la tecnología militar en la guerra imperialista estadounidense. Es la fecha en que se marcó una ruptura brutal con la vieja estrategia de guerra y, al mismo tiempo, dicha fecha impulsó el abandono de la persuasión física en el terreno. El genio de los Estados Unidos ya enseñó y a la vez anunció a sus rivales el cambio de táctica en la guerra posmoderna. Fue por ello que los EE.UU usaron Japón como fusible de transición, como globo de prueba, al sobrevolar y bombardear nuclearmente las ciudades de Hiroshima (6 de agosto) y Nagasaki (9 de agosto) de ese año. El uso de las bombas atómicas de destrucción masiva, llamadas respectivamente Little Boy y Fat Man, ha cambiado la percepción de la batalla militar desde entonces. Estos actos, con un significado altamente geopolítico por parte de los Estados Unidos, atestiguaron ya el diseño de una eventual guerra mundial de tipo nuclear.

La experiencia estadounidense en Vietnam en los años ‘70 me permite descubrir hoy en día, décadas después y observando los hechos geohistóricos, esa faceta de la cobardía en el militar estadounidense que no es sino un estereotipo etnocultural. Quién sabe cuáles serían los resultados de la batalla de Savannah (1776) si hombres dignos como el haitiano Henry Christophe y el venezolano Francisco de Miranda no estuvieran presentes. Por lo tanto, su derrota frente a los militares vietnamitas y sus aliados, casi dos siglos después, es una prueba palpable que los Estados Unidos odian la confrontación militar sobre el terreno. No quiero, a este nivel, confrontar la exhibición de los agentes BSAP[1] haitianos frente a la armada dominicana en el caso del canal de Ouanaminthe en oposición a la imagen de la cobardía militar estadounidense. Sin embargo, la posesión de la tecnología muy avanzada de este último le da la posibilidad de usar la etnocriminalidad y la cybercriminalidad, entendidas como herramienta metodológica de fuerza ultra-imperialista para atacar a los otros Estados sin defensa o sin fuerza adecuada.

En la actualidad, Haití es el ejemplo más vigente, considerado como un ideal-tipo, donde se puede observar el aterrizaje, sin vergüenza alguna, de aviones militares estadounidenses en la clandestinidad. Hay que recordar que este país caribeño no tiene ninguna fuerza legal, está destruida por los imperialismos occidentales y organizaciones internacionales criminales cuyos últimos fines son lucrativos. Es verdad que el soldado americano un cobarde de corazón. Se recuerda del siguiente proverbio haitiano: “Las dientes podridos solo tienen fuerza en los plátanos maduros”[2].

A modo de conclusión, resulta oportuna la metáfora literaria del escritor francés La Fontaine, quien dice en sus fábulas que ‘el más fuerte tiene siempre la razón’, para explicar los modos de justicia que están dando en las sociedades capitalistas. Sin embargo, desde Sun Tzu hasta Dessalines, la guerra no es más que una estrategia reflexiva y adaptada. En su famosa obra El arte de la guerra, Tzu trazó las principales estrategias de la guerra. Por su parte, Dessalines, el fundador del socialismo ilustrado y el comandante en jefe de la superpotencia militar del siglo XIX, inventó los principios de las tácticas adecuadas en una guerra inadecuada logísticamente. Es el ejemplo más pragmático de la historia universal de la guerra.

Por eso resulta muy difícil comprender. ¿Nos preguntamos qué hacen los Estados Unidos, Francia, Canadá y las organizaciones criminales como la ONU, OEA, CARICOM y CORE GROUP en los pretendidos roles del padre de Dessalines? ¿Por qué sus tropas y gobiernos están al borde de desaparecer el pueblo haitiano? Se debe pensar en las estrategias migratorias internacionales de la crisis mundial como parte, también, de una estrategia de cobardía.

Dr Elinet Daniel Casimir, PhD, Profesor universitario, analista político y geopolitólogo. Es Coordinador del laboratorio LHELAC de la Universidad Estatal de Haití.

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[1] Brigade de Sécurité des Aires Protégées / Brigada de Seguridad de Areas Protegidas.

[2] Dan pouri gen fòs sou banann mi.