Biden y Trump intervienen en la huelga automotriz en Estados Unidos mientras se aprueba la Ley para evitar el cierre del gobierno.
Por Federico Montero y Pablo Macia
El sindicato de trabajadores automotrices de Estados Unidos, United Auto Workers (UAW) que congrega a 150.000 obreros, ha iniciado una huelga por aumento salarial y condiciones de trabajo desde el 15 de septiembre, en la que caducó el Convenio Colectivo de Trabajo (CCT) vigente.
Los principales reclamos de las medidas de fuerza, que por primera vez se producen simultáneamente en las fábricas General Motors, Ford y Stellantis (Chrysler) consideradas las tres grandes de Detroit, se basan en un aumento salarial del 40% en 4 años, con un 20% inmediato y un 5% adicional durante los próximos 4 años de vigencia del CCT. El presidente del UAW, Shawn Fain, afirma que la reivindicación salarial es justa y va en la línea de los aumentos obtenidos por la dirección gerencial de las compañías, teniendo en cuenta las ganancias extraordinarias de la industria automotriz han aumentado fuertemente desde los apoyos gubernamentales a las empresas en 2008 y frente a la pandemia del covid-19. Frente a las quejas de las empresas, que manifiestan la inviabilidad de las demandas obreras, el dirigente sindical aclara que la fuerza de trabajo representa apenas entre el 4 y el 5 % de los costos de producción de los vehículos haciendo posible los aumentos salariales. Desde la parte obrera también exigen el fin de las horas extras obligatorias que comprometían a los empleados a trabajar durante meses sin descanso, y con quitas de aportes previsionales y aumentos a los jubilados del sector. Por último, reclaman el cese del trabajo temporario, que establece una fuerte brecha salarial entre los trabajadores de planta, que perciben alrededor de 32 dólares la hora, frente a 16 bajo esta modalidad.
Además de la importancia en términos de la puja distributiva de la huelga, en una de las actividades económicas más importantes del país, el conflicto también tiene fuertes implicancias políticas de cara a las elecciones presidenciales del 2024. En efecto, el conflicto compromete a los llamados estados del cinturón del óxido, que en torno a Michigan, alternan aleatoriamente entre triunfos demócratas y republicanos de acuerdo a las diversas coyunturas electorales. Así, en las elecciones presidenciales del 2020 Michigan, Pensilvania y Wisconsin tornaron sus mayorías para darle la victoria a los demócratas. En ese contexto de disputa interpartidaria, Joe Biden participó en uno de los piquetes de huelga de la UAW, siendo la primera vez en la historia que un presidente participa directamente en un conflicto de esta magnitud. El mandatario apoyó la protesta afirmando que “Wall Street no construyó este país, la clase media construyó este país, y los sindicatos construyeron la clase media”. La intervención fue bien recibida por los sindicalistas y va en la línea de lo que Biden viene afirmando y que consensuó con Lula Da Silva en el documento defensa de los trabajadores, los sindicatos y el empleo digno, firmado hace 2 semanas en paralelo a la Asamblea General de la ONU.

En respuesta a esta intervención, el ex presidente Donald Trump, y candidato republicano con mayores chances para la presidencial del 2024, dio una conferencia en la fábrica de autopartes Drake Enterprises, para demostrar el apoyo a los trabajadores del sector automotriz. Su intervención fue rechazada por los trabajadores la UAW ya que se dio en una autopartista cuyo plantel no está sindicalizados. El líder republicano atacó a Biden por impulsar la producción de vehículos eléctricos afirmando que generarán pérdidas de puestos de trabajo, y además se manifestó en defensa de los estadounidenses frente a la amenaza de los trabajadores extranjeros. El dirigente de la UAW, Shawn Fain, cuestionó a Trump recordando su falta de apoyo en una huelga en 2019 cuando él era presidente de la nación.
Sin embargo, las inquietudes de los trabajadores en cuanto a la transición energética son atendibles en tanto no constituyan una pérdida de derechos laborales. En ese aspecto, los sindicatos vienen reivindicando que la ley de reducción de inflación (IRA) que apoya con financiamiento estatal a la electromovilidad y a la descarbonización, contemple la preservación de los derechos laborales en estas nuevas actividades. Un reciente artículo de la economista Mariana Mazzucato toma posición sobre la huelga automotriz y vuelve a advertir sobre la necesidad exclusiva del Estado en fomentar la transición justa para enfrentar el cambio climático manteniendo los derechos laborales y la protección social.
Por último, la semana en Estados Unidos terminó distendiéndose al aprobarse en la cámara de diputados un nuevo financiamiento para evitar el cierre del gobierno. La mayoría republicana es crucial para lograr esta medida que de no darse compromete los sueldos de los empleados de la administración pública, las prestaciones sociales y alimentarias de la población y la seguridad social. Desde los sectores más conservadores del ala republicana encabezados por el congresista Matt Gaetz, interpelaron al presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, de su misma bancada, por dar los votos para la continuidad del gobierno demócrata. No hay antecedentes de destitución de un presidente de la cámara de representantes, pero Gaetz amenaza con impulsar la destitución de McCarthy para condicionarlo en la interna republicana.
Fuente: https://observatoriodelsurglobal.com/panorama-1-de-octubre/


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