Sociedad

Biblias y un bebé de plástico crucificado, los símbolos de la manifestación de los pañuelos «celestes» en el Congreso

Una mujer gritando "quieren matar humanos", un bebé de plástico descuartizado, pintado de rojo y crucificado y carteles que sostienen que "aborto es genocidio", un hombre con una Biblia y otro que critica los derechos LGBTIQ+ fueron algunas de las imágenes del lado derecho del Congreso.

Una mujer gritando «quieren matar humanos», un bebé de plástico descuartizado, pintado de rojo y crucificado y carteles que sostienen que «aborto es genocidio», un hombre leyendo la Biblia y otro que critica los derechos LGBTIQ+ fueron algunas de las imágenes del lado «celeste» entre las personas que llegaron al Congreso para manifestar en contra del proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE).

Vicente Altieri tiene 57 años, es docente jubilado, y ayer estuvo hasta la medianoche con su agrupación «Con mis hijos no te metas» que se opone a la Ley de Educación Sexual Integral (ESI).

Hoy estuvo presente en el arranque de la sesión en la Cámara de Diputados por la ley de interrupción voluntaria del embarazo y consultado por Télam dijo que el aborto es parte de «una política de exterminio de la población» y también aseguró que la educación sexual es «anticientífica», que representa «un abuso porque se avanza en la ‘sexualización’ de los chicos en el jardín» y pidió «respetar la biología porque todo esto se cae estudiando biología».

Como para que no queden dudas de su postura, continuó: «Con estas ideologías de género van por la destrucción de la familia, porque hasta donde yo sé dos mujeres no procrean, dos hombres no procrean, dicho por los mismo homosexuales, no es correcto que dos hombres o dos mujeres no pueden adoptar. Si se quieren entretener con algo que se compren un perrito».

Unas cincuenta personas lo acompañaban en el inicio de sesión y mientras un hombre leía la Biblia, una mujer gritó «quieren matar humanos».

Otra, con megáfono en mano, le respondía a Cecilia Moreau, vicepresidenta del bloque del Frente de Todos y quien ya estaba en el recinto, «falacias, no es ninguna enfermedad», en referencia a que la legalización del aborto es un tema de salud pública.

Los aplausos, en cambio, llegaron cuando fue el turno de Carmen Polledo, diputada del PRO y en contra del proyecto.

A medida que avanzaba la mañana, al bebé de plástico pintado de rojo y atado sobre una de las vallas se sumó otro que portaba una mujer, sólo que este iba crucificado y descuartizado.

Las vallas también comenzaron a cubrirse con algunas banderas argentinas y otras contrarias a la legalización. «Aborto, capricho, gorila y burgués», decía una de ellas.

En la esquina de Hipólito Irigoyen y Entre Ríos, una mujer fue una de las pocas vendedoras que se le animó al calor y bajo la sombra que daba un balcón montó su puesto de remeras celestes. A unos metros, un chico armaba los sandwiches de jamón y queso que esperaba vender cuando lleguen más militantes.

Gabriela Carballo, de 47 años, señaló que no milita en ninguna organización pero que llegó al sector celeste porque cree que «un asesinato no es la solución para las chicas que pueden tener contención por otro lado» y espera que no se apruebe «esta ley perversa que va a arruinar este país».

Carballo contó que ella misma pensó en abortar cuando quedó embarazada pero que decidió seguir adelante: «Yo también lo pensé, pero mi hija fue lo más hermoso que me pasó en la vida y ahora soy abuela», dijo.

Noemí, 25 años, de Tigre, prefirió no dar su apellido, pero aseguró que «eso que está ahí adentro (en referencia a los diputados) no está representando la verdadera necesidad que tenemos las mujeres, hablan de la necesidad de las mujeres que están en situación vulnerable y nunca pisaron un barrio».

Galería de los pañuelos celestes en Tucumán

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