Oscar Martínez ya filma en Madrid el tramo final de «Competencia oficial», la nueva película de sus compatriotas Gastón Duprat y Mariano Cohn que encabeza junto a la dupla española Penélope Cruz-Antonio Banderas en una labor que para el actor ratifica que algo pasó que lo volvió «visible para el cine».
«Muchas de las películas que hice en los últimos siete años tuvieron un suceso importante, como ‘Relatos salvajes’ o ‘El ciudadano ilustre’, y así llego a la cuarta película que hago en España», repasa Martínez.
Los otros tres largometrajes que estelarizó en aquel país fueron «TocToc» (2017, Vicente Villanueva), «Yo, mi mujer y mi mujer muerta» (2019, Santi Amodeo) y «Vivir dos veces» (2019, María Ripoll).
Pero, además, el autor y director teatral, de 70 años, recibió el 27 de agosto pasado la tercera distinción que otorgada por el Festival de Cine de Málaga, en este caso a su trayectoria.
«Allí me miman, me tratan con una consideración, una calidez y una generosidad que me dejan en deuda. De verdad tengo un vínculo por el que me siento en deuda», confiesa el artista que antes en Málaga obtuvo lauros como actor de reparto en «Kóblic» (2016, de Sebastián Borensztein) y como protagonista de la citada «Yo, mi mujer y mi mujer muerta».
En Málaga, el reconocimiento a la trayectoria de Martínez lo recibió el local Banderas, quien prometió entregarle la Biznaga durante el rodaje madrileño de «Competencia oficial».
En medio de esa profusa labor del otro lado del Atlántico, Oscar también multiplicó su filmografía local tomando parte reciente en «La patota», de Santiago Mitre; «El espejo de los otros», de Marcos Carnevale; «El ciudadano ilustre», de Cohn-Duprat; «Las grietas de Jara», de Nicolás Gil Lavedra; «La misma sangre», de Miguel Cohan; y «El cuento de las comadrejas», de Juan José Campanella.
El actor asegura que «algo pasó que me volvió visible para el cine. De «Relatos salvajes» (2014) para acá no dejé de filmar, que es algo similar a lo que le ocurrió a Ricardo (Darín) a partir de «Nueve reinas» (2000). Me empezaron a caer ofertas con una continuidad que antes, cuando privilegiaba mucho la actividad teatral, no se daba. Tuve siempre la suerte de poder elegir, pero es cierto que para el cine antes no se me convocaba tanto».
También destacó que desde estas incursiones, «encontré el placer que seguramente debe tener que ver con la comprensión del trabajo de un modo que antes me era esquivo. La experiencia permanente me permitió encontrarle el pulso al modo en el que se trabaja para hacer cine».
Distinguió que el trabajo como actor de cine es similar al de teatro, «aunque en el cine y por las interrupciones y porque vas saltando cronológicamente, deviene en otro oficio en ese sentido».
En cuanto al filme que se encuentra rodando detalló: «Es una suerte de comedia negra al mejor estilo corrosivo y mordaz que nos tienen acostumbrados Gastón y Mariano («El hombre de al lado», 2009; «Todo sobre el asado», 2016) y que en esta ocasión tiene que ver con todo el universo del actor de cine porque Antonio y yo somos dos actores que nos aborrecemos y competimos exhibiendo nuestras vanidades, imposturas, contradicciones bajo la tutela de Penélope, quien encarna a una directora excéntrica y perversa».

En relación a la pandemia en España contó que «se están haciendo más de 100 series y otros rodajes y de a poco va volviendo la actividad teatral. Entiendo que se tiende a convivir con el virus hasta que esto dure y esté resuelto con la vacuna».
Sobre las nuevas prácticas teatrales que se utilizan el pandemia, como el streaming, aclaró que «el streaming para el teatro no me va porque hacer y presenciar teatro es una actividad eminentemente presencial y comunitaria».
Como a muchas y muchos actores, Martínez confesó que le costó mucho sobrellevar la cuarentena y se le fue toda la energía en eso sin poder aprovechar el tiempo, por ejemplo, para escribir. «Lo cierto es que me desestabilizó mucho estar sin trabajar», concluyó.


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